lunes, 8 de agosto de 2011

Sobre el turismo de marca


En el año 2000 nace el Consorcio Turismo de Sevilla. En la confección de su identidad corporativa, después de varios proyectos presentados y no aceptados, se convoca a Manuel Gandul a que presente su propuesta. El diseñador gráfico decide transcribir un zócalo del Real Alcázar y sobre él construir la que se ha convertido en la imagen del turismo sevillano durante más de una década, dando el salto del azulejo al LCD.

"Trabajamos con total libertad", explica Gandul. "El concepto de imagen fue nuestro original, renunciamos totalmente a utilizar recursos iconográficos habituales de representación de Sevilla. Para ello, como anagrama lo simbolizamos con un azulejo, también vinculado a Sevilla, el Álcazar y la artesanía alfarera de Triana. El logotipo se conformó con unas tipografías lo suficientemente sólidas para soportar el gran peso del anagrama". Once años después sin necesidad de adaptaciones, el colorido zócalo del palacio se usa lo mismo como favicon, como foto de perfil o como botón web. La geometría no caduca ni tiene fronteras. Ni rehúsa adaptaciones.


Más reciente, de 2006, es la imagen de marca con la que la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte se presenta a los potenciales visitantes de la región. Con una "tipografía única e irrepetible y su gama de colores cambiante" expresa "todos los valores de Andalucía, así como su variedad de oferta turística", según apuntan en el sitio web de la agencia DEC-BBDO, autores del trabajo. Parece que está bien considerada en el sector gráfico.

El sol de Miró
En 1983, en un contexto de guerra fría entre las dos superpotencias mundiales, España transita por los primeros meses de la segunda legislatura democrática, después de que el PSOE hubiera ganado las elecciones de octubre de 1982. En cuanto al turismo, se advierte la necesidad de dotar de una identidad propia a la industria con el reclamo fundamental del momento: el sol. Tras desechar varios bocetos de Tàpies, Dalí y otros pintores, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio de España sugiere a Joan Miró que reutilice un dibujo que había diseñado para el Mundial de fútbol de un año antes, donde se representa al sol y las letras de España.


Trazos fugaces de rojo, amarillo y negro en formas y letras irregulares, como si fueran obra de un niño de la EGB (¡ay, la EGB!). No hacía falta más. España tenía imagen que trasmitir al exterior. Una imagen inspirada en el turismo más cañí (el sol, la playa, la buena comida y bebida, la fiesta, la siesta...) que a la par adelantaba los nuevos soplos de modernidad. Ese es el llamado Sol de Miró, la marca gráfica más veterana de nación alguna, la más identificada con un destino.


Pero si hay que hablar de imágenes apegadas a un territorio no se puede dejar atrás el famoso corazón del Estado de Nueva York (aunque asociado generalmente a la ciudad de Nueva York). Tan popular que ya ha sido incluido por el diccionario de Oxford (equivalente al de la Real Academia Española en la lengua de Cervantes). Aplicado a multitud de soportes a modo de souvenir, el sencillo diseño de Milton Glaser fue un encargo del Departamento de Comercio del Estado de Nueva York en 1977. Glaser, uno de los diseñadores gráficos más significativos de la segunda mitad del siglo XX, ideó este logotipo en el contexto de una campaña de turismo que promocionara los atractivos y atrajera a un mayor número de visitantes a la región. El logotipo no sólo pervive, sino que ha inspirado a otras marcas.

Y así aprendemos que un destino no es solamente el sol, la playa, los monumentos o los restaurantes que ofrezca a sus visitantes, sino también la imagen que trasmite, cómo se vende a sus visitantes, qué intangibles puede ofrecer como valor añadido también desde el punto de vista de su comercialización.

1 comentarios:

María Pilar Bernal Maya dijo...

genial post y totalmente de acuerdo contigo
:-)

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