El anuncio del Gobierno central de liberalizar los horarios comerciales en zonas turísticas ha desenterrado la propuesta municipal, tumbada por Aprocom meses atrás. La ecuación parece sencilla: si el consumo cae por la pérdida de poder adquisitivo de los españoles y el turismo aguanta el tirón, hagamos que sean los visitantes (crece el número de extranjeros frente al turista nacional) los que le den vidilla al comercio. Ante la propuesta han surgido no pocas voces discordantes y acreditadas, como ha recogido hoy la prensa.
¿En qué zona comercial de Sevilla habría que liberalizar horarios? ¿En la Avenida de la Constitución, donde los veladores, peatones, ciclistas y tranvía intentan convivir? ¿En Méndez Núñez u O'Donnell, un auténtico agujero negro del pequeño empresario? ¿En Asunción, donde la peatonalización sigue dando que hablar? ¿En Nervión, donde las protestas por el sentido único de Luis Montoto? Los comerciantes no son precisamente los más dóciles en la confrontación con las administraciones.
Los periódicos hablan de obligación de delimitar una zona de horario libre pero el ayuntamiento llama al consenso. Estamos preguntando en Facebook dónde se podría configurar este espacio comercial, pero nos da que el turismo de Sevilla está demasiado concentrado en su núcleo patrimonial como para barajar muchísimas opciones.
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