Nadie le mueve la silla a Luciano Alonso

La pírrica victoria del PP de Andalucía en los últimos comicios del 29 de marzo se revelaba desde el minuto uno de celebración balconil como un match ball salvado in extremis por el partido en el poder, el PSOE. Los analistas coinciden en que la resistencia inicial de IU a la hora de acordar un pacto por la izquierda tiene más de pose que de realidad. Y una vez repetido lo que todo el mundo sabe, vamos al turrón: nadie entre los socialistas discute a Luciano Alonso al frente de la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte que, eso sí, podría cambiar de nombre al reestructurar alguna de sus actuales competencias.

Los antecedentes no aconsejan que Izquierda Unida se sitúe al frente del turismo andaluz. Está reciente su última coalición con el Partido Socialista en el Ayuntamiento de Sevilla, entre 2003 y 2011, y las relaciones acabaron muy deterioradas con la patronal turística. Los miembros de la Cámara de Comercio y la Confederación de Empresarios de Sevilla de la asamblea del Consorcio de Turismo de Sevilla protestaron por la presencia del entonces concejal de Economía y Empleo, Carlos Vázquez, ante su participación en un piquete violento contra un negocio hostelero durante la huelga general del 29 de septiembre de 2010.

Ante un hipotético reparto de funciones al sevillano modo, el sentido común dicta que el turismo se mantenga en la canasta del PSOE. Y ahí Luciano Alonso acredita su labor durante la pasada legislatura. Un malagueño (de adopción) en Sevilla, y no una consejería en Málaga, como prometió el ganador en vano Javier Arenas.