Lo que el turismo le pide a 2011 (o debería)

A punto de dejar atrás un 2010 convulso para la industria turística, acaso como reflejo de toda la década, va siendo hora de poner los ojos en el nuevo año. En realidad, todo consiste en pasar de un viernes a un sábado, lo que no tiene nada de especial. Pero la cosa cambia cuando se repara en que el viernes es 31 de diciembre de 2010 y el sábado, 1 de enero de 2011. Una menudencia, pero así funciona la mente humana. Basta para creernos que hacemos borrón y cuenta nueva como si del viernes al sábado hubiera transcurrido un mundo y pudiéramos ser personas diametralmente distintas. ¿Qué elegimos ser este año entrante? ¿Qué le pedimos como profesionales del turismo?

"2011 es el más incierto de los años vividos", asegura Gustavo de Medina (Ibersponsor y OPC Sevilla). "Las elecciones municipales y autonómicas, siendo en mayo, distorsionarán al menos seis meses el normal desarrollo del año. Si a estos le sumamos la posible alternancia, aún más se adivina imposible certificar nada", explica el empresario, en un certero análisis de lo que está por venir.

Efectivamente, el año turístico, al que no le faltaban retos, queda además condicionado por los comicios. Estamos en la obligación, por tanto, de exigir a la fuerza política que gane las elecciones que ponga al turismo en el lugar destacado que merece, que facilite la labor a los profesionales de esta industria, tanto de la función pública como del ámbito privado. En definitiva, que el turismo deje de ser el escaparate facilón para el político de turno.

De Medina expresa sus deseos para 2011: "Que a nivel municipal y a nivel provincial se profesionalice definitivamente la gestión con una concejalía fuerte y única en Turismo, lo mismo a nivel Diputación. La integración de los empresarios en los órganos de decisión ya ha de ser total y las políticas han de ser definidas al menos con cuatro años vista".

A partir de ahí, cabe pedirle al año nuevo objetivos de todo signo. Por ejemplo, que la ciudadanía tome conciencia de la importancia del turismo. Y eso significa que sepamos recibir y tratar al visitante, pero también respetar el patrimonio, por ejemplo.

O que la Comunidad Turística de Andalucía, con su red social y todo, sea una realidad cuanto antes. La impaciencia es una tortura autoinfligida. El invento va a acabar 2010 en fase de incorporar toda la oferta del sector y de empezar a funcionar como plataforma de comercialización de productos y servicios.

Pero, dejando de encomendarnos a los políticos, al civismo o a la innovación, lo que de verdad necesita la industria turística se acerca a los que se ha pedido César González de la Peña (Hotelbeds y Seville Cruises Destination): "Una mejora de la situación económica, para que todos podamos destinar más fondos al ocio y, por consecuencia, al turismo".

Para más buenos propósitos o, directamente, tareas pendientes para 2011: welcomistas@retahila.es. Encontraremos la manera de hacer llegar las obligaciones a quien corresponda.